Proyecto Retrato: Capturando el Alma en Mosaico de Jícara
Este proyecto representa un momento decisivo en mi camino artístico, pues decidí embarcarme en la tarea de crear mi primer retrato humano. No cualquier retrato, sino el de mi hija mayor, cuya belleza natural y cabello largo me inspiraron para capturarla en este medio tan único y poco convencional como el mosaico de jícara. Este proyecto no solo me planteó desafíos técnicos, sino también la responsabilidad emocional de hacer justicia a la persona que más quiero.

Material y Preparación
Para este retrato, elegí una chuleta de madera grande e irregular como base. Esta pieza de madera era perfecta para darle un toque orgánico al proyecto y resaltar la naturalidad del arte en jícara. La preparación del material fue similar a la de mis otros proyectos: primero, recolecté las jicaras, las limpié y les apliqué pintura acrílica para crear la variedad de tonos necesarios. Sin embargo, lo que realmente complicó este proyecto fue trabajar con los tonos de piel.

Uno de los mayores retos fue lograr la sutileza en los colores de la piel. Las tonalidades humanas son extremadamente complejas, y con el mosaico de jícara, cada pieza debía ser meticulosamente colocada para lograr un degradado que pareciera natural. Este trabajo requirió mucha planificación, paciencia y prueba y error para que los colores armonizaran y crearan la textura adecuada.
CProceso de Creación

El proyecto tomó alrededor de un mes y medio de trabajo constante. Comencé con las zonas más difíciles, como el rostro, donde los detalles y las expresiones son vitales para capturar la esencia de mi hija. Cada pieza de jícara fue cortada a mano y ajustada para encajar en su lugar, prestando especial atención a las sombras y los reflejos en su piel. Fue un proceso laborioso, pero extremadamente gratificante ver cómo el rostro de mi hija se formaba poco a poco.

El cabello fue otro elemento clave del retrato. Mi hija tiene un cabello largo y fluido que parecía estar en movimiento en la foto original, y quería replicar ese dinamismo en el mosaico. Utilicé una combinación de tonos oscuros y claros, fragmentos grandes y pequeños, para dar la sensación de movimiento y profundidad.
Desafíos Técnicos y Emocionales
Más allá de los desafíos técnicos, este proyecto también fue un reto emocional. Retratar a alguien cercano siempre añade una capa de presión, ya que no solo buscas representar sus características físicas, sino también su personalidad y esencia. Quería que este retrato reflejara la energía y la luz que mi hija emite, lo cual me impulsó a poner todo mi esfuerzo en cada fragmento de jícara.

El equilibrio entre la técnica y la emoción es lo que, en mi opinión, hace que este retrato sea tan especial. Ver su rostro emerger lentamente del caos de pequeñas piezas de jícara fue una experiencia increíblemente satisfactoria.

Conclusión: Un Trabajo de Amor
Al finalizar el proyecto, no pude evitar sentir una gran sensación de orgullo. Este mosaico no solo representa un logro técnico, sino también un tributo a mi hija. Cada fragmento de jícara simboliza el cuidado y el amor que puse en esta obra, con la esperanza de que este retrato transmita lo mucho que significa para mí.

Estoy muy contenta de haberme atrevido a dar este paso, a experimentar con la creación de un retrato humano en este medio tan peculiar. Y al final, aunque el proceso fue desafiante y en ocasiones agotador, cada momento valió la pena.
